lunes, 9 de abril de 2012

Heridas cicatrizadas VI - Epílogo

Continuación de:
Heridas cicatrizadas I - Un mal comienzo
Heridas cicatrizadas II - Lucha y rendición
Heridas cicatrizadas III - Descubriendo la magia
Heridas cicatrizadas IV - El despertar
Heridas cicatrizadas V - Remontando el vuelo

Hemos llegado casi al final de esta larga travesía. En realidad, no queda nada más por contar, pero no voy a darla por finalizada hasta sacar unas conclusiones.
Para empezar, ahora que la he contado me siento liberada. Me he quitado un peso de encima y he descubierto, una vez más, que las penas pesan menos cuando se comparten.
En segundo lugar, no sé qué opinión os merecerá. Sé que es un tema muy delicado, en el que es muy fácil tomar partido y crear bandos, aunque no ha sido esa mi intención. Evidentemente, cualquiera que lea esta historia la filtrará a través de sus vivencias, sus creencias, sus opiniones, su propia experiencia. Otra persona en mi lugar a lo mejor habría tomado una decisión diferente, pero incluso si hubiera hecho lo mismo que yo, las consecuencias le habrían afectado de forma distinta.
Se puede pensar que lo he tenido muy difícil, y puede que sea así, pero no es menos cierto que otras mamás lo han tenido más difícil que yo y han sabido seguir adelante. Se puede pensar que he hecho todo lo posible, o al revés, que podía haberlo hecho mejor. En el momento en que he decidido exponer esta parte tan privada y sensible de mi vida, también me he expuesto a recibir todo tipo de opiniones al respecto, y os prometo que todas ellas son bienvenidas.
En cuanto pueda, contestaré a los comentarios y los correos que he recibido, pero quiero hacerlo sin prisas, y para hacerlo no puedo dejar nada en el tintero.
Como dije al principio, lo que aprendí de mis lactancias ha sido a no juzgar, aunque no es totalmente cierto: si bien he conseguido comprender algunas posturas que antes no entendía, todavía sigo siendo intransigente e intolerante con otras. Quiero pensar que en este aspecto tengo más experiencia de lo habitual porque he estado en todos los bandos, me han criticado por dar teta y por dar biberón, conozco las dos caras de la moneda.
Intento no juzgar porque sé lo que duele que te encasillen sin conocerte, basándose en prejuicios: del mismo modo que ahora me disgusta y me incomoda que cuestionen la conveniencia de dar el pecho a una niña que tiene dientes, ya camina y empieza a hablar, en su día me dolió que me metieran en un saco que no me correspondía; que confundieran adrede el no pude con no quise; que consideraran el no tenía leche una excusa barata: puede que no fuera la verdad o que no fuera toda la verdad, pero durante unos años fue mi verdad.
He decidido escribir esta historia porque reivindico mi derecho a otorgarle la importancia que creo que merece: cada uno es libre de opinar lo que le parezca, pero nadie puede decirme cómo o hasta qué punto puede o debe afectarme.
Lo que más me dolió de mi fracaso inicial fue la escasa importancia que la gente le atribuía. Nadie me preguntó cómo me sentía, se limitaron a decirme que no pasaba nada, a cantarme las alabanzas del biberón y a contarme historias parecidas, haciendo hincapié en lo bien que lo había encajado la madre. Nadie me ayudó a pasar este duelo porque negaron incluso su existencia. Necesité volver a pasar por algo similar, tuve que reabrir la herida para poder sanarla.
La herida se ha ido hace mucho, en su lugar queda una cicatriz. Al principio la llevé con vergüenza, luego con pena y después con orgullo. Ahora he aprendido a llevarla con naturalidad: es algo que está allí, que nunca se irá, pero se ha convertido en parte de mí.

8 comentarios:

  1. Tus experiencias son sólo tuyas, han influido en que seas como eres y en cómo crias a tus hijos.
    Gracias por compartir con nosotros tu experiencia.
    Muchos besos

    ResponderEliminar
  2. Es TU historia, son TUS emociones y sensaciones, TUS sentimientos, es TU vida que se va haciendo poco a poco... caminando, como se hace el camino. Y aprendiendo siempre.

    ResponderEliminar
  3. Cuando lo escribí, tenía en mente a todos aquellos que me "consolaron" cuando fracasé, que parecían coincidir en que no era para tanto: me decían que era una exagerada, que a muchas les había pasado algo parecido y no se lo habían tomado tan mal, que lo importante era la salud del bebé. Ahora, con las heridas cicatrizadas, entiendo que fue con buena intención, para ayudarme, para que pudiera mover ficha, pero por aquel entonces la indiferencia general me hizo sufrir todavía más.
    Para poder superar el dolor, para curarlo, para transformarlo en algo positivo de lo que pude aprender tuve primero que atravesarlo, mirarlo cara a cara. No se puede sanar una herida sin observarla primero.
    Gracias por hacer el camino conmigo.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando eres capaz de sostener la mirada frente a lo que te duele, con tranquilidad, con objetividad, con sosiego, como si estuvieras frente a un espejo.... es que lo has logrado. Así que enorgullécete.

      Los demás... Creo que es cierto que suelen ser comentarios que intentan apoyar, que buscan que te sientas mejor.... por muy desafortunados que resulten.

      De todos modos, siempre es más fácil minimizar algo que se refiere a los demás, algo que no has vivido o en este caso algo que la gente ni entiende porque las reglas aceptadas universalmente son otras....

      Eliminar
  4. Mi historia es diferente pero es tan igual, un fracaso entre mitos y mentiras, una herida mal curada, tapada, parcheada y reconciliada con mi segunda lactancia.
    Gracias por compartir tu historia, que se sepan, que se escuchen todas estas lactancias frustradas, que se curen, sanen, se oigan y se difundan, algún día acallaremos los mitos y triunfarán todas las lactancias.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ojalá llegue pronto el día en que ninguna mamá tenga que pasar por un duelo por una lactancia fracasada. Creo que es tan frecuente porque seguimos arrastrando décadas de cultura del biberón, pero afortunadamente las cosas van cambiando poco a poco.
      Besos.

      Eliminar
  5. Impresionantes todas las fases de tu relato, muchísimas gracias por compartirlo.
    Como pediatra lucho día tras día porque a la lactancia materna se le de la importancia que tiene para las madres y para los bebés, a veces tengo algún pequeño triunfo y otras veces veo que no he conseguido ayudar. Al principio mi objetivo era conseguir lactancias o prolongarlas, hace tiempo que ya no, solo quiero ayudar a la madre a ver que ella decide como afrontarlo, que siempre hay recursos de ayuda y que el lado emocional pesa muchísimo, pero como dijo alguien a quien admiro lo importante no es la leche, es el amor, sin duda.
    El término lactancias robadas me parece tan acertado

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Silvia, espero que entre todos consigamos devolverle a la lactancia la importancia que merece.

      Eliminar