En realidad era un virus, pero no lo supe hasta hoy.
El lunes pasado, mi niña dejó de pedir y de tomar pecho de manera abrupta e inexplicable. Si le ofrecía, se acercaba a la teta y le hacía mimos, pero a continuación me decía "teti, no" y la volvía a guardar.
No mamó nada por la mañana, ni por la tarde; por la noche lo intentó, pero se desenganchó tras unos segundos. Se despertó llorando en medio de la noche, incapaz de volverse a dormir mamando y también de dormirse de otro modo. Tras un tiempo que me pareció interminable, y mucho sufrimiento por parte de ambas, acabó quedándose dormida con mimos y besos, y cuando lo hizo me quedé a su lado luchando contra las lágrimas.
Por primera vez en casi tres años, me planteé seriamente la posibilidad de que mi hija se destetara y tuve que admitir que no estaba, no estoy preparada para ello.
Las pocas veces que pensé en el destete, me lo imaginé como algo progresivo, una reducción paulatina de tomas hasta eliminarlas por completo, nunca creí que pudiera dejar de mamar sin más de forma tan inesperada y repentina.
Empecé a buscar información sobre destetes y huelgas de lactancia, pero la leía de forma distraída y sin apenas prestar interés, porque más que la teoría, lo que me importaba realmente era saber cómo acabaría lo nuestro.
Fueron momentos muy angustiosos que no pude compartir con nadie: de habérselo contado a mi entorno, probablemente me habrían dicho que ya era hora. Acudí a mi tribu virtual sabiendo que me entenderían, que no me juzgarían, que posiblemente intentarían hacerme ver lo positivo de la situación, pero sin presionarme, acompañándome en mi duelo.
Mi único consuelo habría sido decirme a mí misma que nuestra lactancia había durado todo lo que ella había querido; pero no paraba de darle vueltas a esa coletilla de "hasta que la madre y el niño quieran", me la repetía una y otra vez como si fuera un mantra, hasta llegar a la conclusión de que es prácticamente imposible conseguir un destete de mutuo acuerdo: el destete se suele producir cuando una de las dos partes decide unilateralmente poner fin a la lactancia, y a la otra no le queda más remedio que acatar una decisión impuesta.
Hace mucho que me he prometido a mí misma que no voy a forzar ni a inducir el destete en ningún momento: será mi niña la que decida dar ese paso cuando se sienta preparada para ello. Dejaré que elija cuándo y cómo hacerlo, lo único que espero es que lo haga de forma progresiva, para que me dé tiempo a mentalizarme, a aceptar la nueva realidad.De momento, lo del lunes ha sido una falsa alarma: la pobre está con mocos y dolor de garganta, creo que no mamaba porque le costaba respirar. La noche del martes, tras unas cuantas vueltas en la cama sin conseguir encontrar una postura cómoda, se enganchó casi por arte de magia y recuperó con creces todo lo que no había mamado durante ese día y el anterior.
Ahora estamos intentando capear los últimos coletazos del virus, así que por lo menos de momento, tras superar el primer gran susto después de la relatación, parece que tengamos teta para rato.
no sabes cuánto te entiendo, a nosotros nos pasó algo parecido hará poco más de medio año, mi hijo de 2 años y medio de repente dejó de mamar, sentí una pena enorme y mi familia venga a decirme lo exagerada que era, que ya era hora... en fin... total, que resulta que tuvo un virus, el boca-mano-pie, que hace que salgan unas incómodas llaguitas, lo que le impedían mamar. Además de no mamar, estuvo sin comer y apenas sin beber líquido en 3 días, con fiebres y súper débil. Al tercer día, se volvió a enganchar y todavía no se ha soltado, no sabes cuánto lloré en ese momento! creo que fue uno de los días más tiernos de mi vida!
ResponderEliminarGracias por compartir tu experiencia, la verdad es que había leído sobre huelgas de lactancia, pero nunca pensé que nos iba a pasar a nosotras. Me alegro que solo fuera un susto, y entiendo perfectamente lo que sentiste cuando tu peque se volvió a enganchar.
EliminarBesos.